En el Simposium llamado; dos epidemias que se juntan: la del VIH y la
de la tuberculosis. William Burman de Denver, comenzó la primera sesión
titulada: El Arte de tratar a la tuberculosis en pacientes infectados por el
VIH.
La charla trató principalmente
sobre el momento idóneo de comenzar TARV una vez que se comenzaba el
tratamiento con tuberculostáticos. Ya se han publicado varios estudios a este
respecto, y posiblemente aunque no se puedan sacar conclusiones solidas, sí que
se pueden hacer recomendaciones sobre cual es el mejor momento y porqué.
En el estudio SAPIT, en los
pacientes con CD4 por debajo de 200 la mortalidad fue significativamente menor
en el brazo de pacientes que comenzaban TARV durante el tratamiento de la TB en
comparación con los que diferían el tratamiento.
Es hora de encontrar una
terminología estandarizada cuando hablemos de tratamiento de ambas infecciones.
Según el orador, el tratamiento INMEDIATO (las dos primeras semanas), se asocia
con menor riesgo de progresión y enfermedades oportunistas y con aumento de
riesgo de presentar un síndrome de reconstitución inmune (SRI) y efectos adversos.
El tratamiento TEMPRANO (durante los dos meses posteriores a comenzar el
tratamiento para la TB) por el contrario se asocia a un mayor riesgo de
progresión del VIH y menor riesgo de presentar un SRI potencialmente grave.
Para simplificar esta heterogeneidad
y dado que es muy difícil saber las causas de mortalidad (progresión de TB,
SRI, otras…) el orador recomienda simplificar y únicamente medir la MORTALIDAD
como único “end point “.
En los tres estudios mostrados:
CAMELIA, STRIDE y SAPIT, existe una aumento en la mortalidad y progresión a
SIDA (en los dos últimos) en los pacientes que comenzaban tratamiento de forma
temprana en comparación con los que lo hacían de forma inmediata.
Esta asociación estaba directamente
relacionada con los CD4 del paciente al comienzo del tratamiento. Así, al
estratificar los datos por número de CD4, se evidenciaba que a menor cifra de
CD4, el beneficio (menor mortalidad) de comenzar inmediatamente era mayor que
en los pacientes con CD4 mas altos. Aunque por otro lado el riesgo de SRI era
mayor, como se muestra en las siguientes diapositivas.
De estos estudios además hemos
aprendido que los factores de riesgo para desarollar un SRI eran: tratamiento
inmediato, CD4 bajos y la presencia de una TB confirmada. NO se asociaron muertes
al SRI en ninguno de los estudios (si bien en el estudio STRIDE) hubo más muertes
por “ TB” en el brazo de tratamiento inmediato. En el estudio SAPIT, fueron mas frecuentes los cambios de
TARV en los pacientes del tratamiento inmediato.
Por lo tanto la mortalidad es el
mejor “end-point” ya que recoge mejor el riesgo de progresión a SIDA y los SRI
graves. Es necesario poder llevar a cabo un metanálisis, intentado salvar las
diferencias metodologicas de los estudios.
Si existe una inmunodepresión
severa: se recomienda comenzar TARV durante las dos semanas posteriores. Esto a
demostrado un beneficio GLOBAL a pesar del aumento de riesgo del SRI. En los pacientes con CD4>50 se puede
realizar un tratamiento temprano (dos meses). En los pacientes con afectación
del sistema nervioso central, no hay beneficio al empezar de forma inmediata el
TARV e incluso podría aumentar el riesgo de complicaciones.
A partir de estos estudios, la
palabra CO-TRATAMIENTO formará parte de la estrategia de manejo de estos
pacientes. Los pacientes con
CD4<50 se recomienda realizar un tratamiento inmediato y los pacientes con
CD4>50 se recomienda un tratamiento temprano (2-3 meses).
Cuando no se puede utilizar EFV en los pacientes con TB, las alternativas son escasas.
Habitualmente se utilizan pautas de tres análogos o se utilizan IPs junto con
rifabutina. Esto se realiza debido a que la rifampicina puede bajar los niveles
de IPs hasta casi el 100%. En la siguiente figura se muestran las
concentraciones de Lopinavir cuando se administra con rifampicina y cuando el
IP se administra a dosis mas altas de lo habitual.
El ensayo clínico ACTG 5290,
analizará el co-tratamiento en pacientes que no pueden utilizar efavirenz. Se
utilizaran tres brazos de tratamiento: 1) lopinavir 800/200 junto con dos AN y
rifampicina, 2) lopinavir 400/200 junto con dos AN y rifabutina y 3) lopinavir
800/200 junto con raltegravir y rifabutina. A las 48 semanas se valoran las siguientes variables: CD4,
aparicion de SRI, toxicidad, necesidad de interrupcion de TARV y progresión de
la TB.
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